“Lo que la filosofía y la educación Waldorf buscan es conocer íntimamente al ser humano”, define Carolina Cap, una de las docentes referentes de los talleres que, desde el mes pasado, se están dictando en Temperley.
En base a ese conocimiento, se le ofrece al niño, joven o adulto “las necesidades que a su edad le son inherentes”. Esto se materializa mediante la incorporación de la expresión artística como un medio de aprendizaje en las materias curriculares. El canto, la música o la pintura no sólo tienen sus clases especiales sino que también se las utiliza en las de matemática, lengua o ciencias sociales para incorporar conocimientos específicos.
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